miércoles, 14 de marzo de 2007

A unas horas de la boda...





Claudia Liliana: lo que ocurrirá alrededor de la una tarde de este sábado 20 de abril (2002) no es sino una muestra de lo que se puede producir si usted tiene la confianza, la ternura, la dedicación y la decisión de aceptar un beso --a las puertas de su casa, una noche cualquiera, después de caminar desde Bucareli y Reforma--, aunque sea chiquito.
Lo que ocurrirá no es sino la suma de las emociones, de los colores, de tantas tardes-mezclilla, de arrumacos y de tus miradas que, dulces, cruzan por las mías.
Lo que ocurrirá es una suma interminable de correrías por el estacionamiento, de paseos de la mano por el Lago, de añoranzas y mordidas. De cientos de ocasiones acariciándote a la distancia, desde la máquina de escribir. Es la suma de suspiros intensos cuando escucho tus palabras, mi mano buscando tu bolsa trasera del pantalón cuando caminas a mi lado; mis ojos de fascinación por la falda tan cortita, el aroma de tu piel.
Es la suma de las ganas, de tu desnudez, tu brazo a mi costado, la alineada cabellera; la suma de palabras-sortilegio, los helados de Potrero, mi abrazo quitándote el frío, los cines, el calor entre tus piernas, los cafés que no me tomo y me tomé y me tomaré; tus ojos.
Una suma de instantes con el coche descompuesto, yo sujeto a tu cadera, tú llegando a Malva, tu boca pegada a un cigarrillo, tu sonrisa, el embeleso que produces, tu fragancia y las noches con tu imagen como eterna compañía. Es la suma de palabras dictadas al oído.
Lo que ocurrirá este sábado alrededor de la una de la tarde no es otra cosa que el inicio de lo que se puede lograr, multiplicando por millones la energía, el amor, la ternura, la dedicación y el deseo que nace cuando, de la mano, llegando a tu casa, te pido un beso y tú me dices sí, pero que sea chiquito, y yo después salgo corriendo con la euforia de haber conquistado el universo entero.

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